
Como este es un blog dedicado, entre otras cosas, a la Bohemia (y principalmente, por razones obvias, a la Bohemia santiaguina), aquí va mi lista personal de los mejores tugurios del sector para ir a tomarse algo rico, picar alguna cosa para no emborracharse tan pronto y quedarse por algún rato arreglando el mundo. Estos son los elegidos:
1. St. Patrick's day (Cumming, vereda poniente entre Huérfanos y Compañía).
Un clásico Bar Irlandés como han proliferado bastante en el último tiempo, pero con algunos plus. Los meseros y meseras, por ejemplo, atienden usando un gorro de Leprechaun. Y lo bueno de estos meseros es que no sólo persiguen monedas, sino que conocen bastante de la amplia gama de cervezas que es posible degustar.
Tienen una carta de cervezas digna de un Bar Irlandés, entre las que destacan la cerveza verde de barril (al parecer exclusividad de la casa) de un sabor amargo exquisito, y también una potente cerveza Ginger inglesa, con toques quizá no tan suaves de jengibre (sólo para tomarse una lata antes de sentir un hálito de dragón descendiendo por la garganta). Para picar, los chiches son la chorrillana de pollo con merquén y las papas fritas a la irlandesa, muy sabrosas.
Si se tiene suerte (como me ocurrió a mi), es posible toparse con alguna mini tocata de música céltica y bailes típicos. Al gratín (sólo consumo).
2. Bar del Hotel Don Rodrigo (José Miguel de la Barra con Merced, al frente del Cerro Santa Lucía).
Este bar fue impulsado hace algún tiempo por el libro Santiago Bizarro de Sergio Paz, que mostraba lo más ondero de nuestra aburrida ciudad. La primicia de Don Rodrigo es ser el último (según señala el libro) Piano-Bar de Santiago. Efectivamente, su mayor atracción es un piano que suena bastante bien en un lugar muy reducido y siempre lleno de gente.
Para beber lo más recomendable son las micheladas, preparadas según receta tradicional. Para los más bohemios, progresistas, liberales y criollos, también tienen botellas de un rico Pinot Noir para acompañar con trozos de Camembert y salamín. Para picar lo de costumbre, pero a destacar unas Machas a la Parmesana ricas y muy baratas, aunque algo escasas.
Lo único malo de este lugar son los meseros. Andan histéricos, atienden como si uno estuviera molestando y te ven cara de borracho jugoso después de la segunda cerveza que les pides (a un amigo le pasó).
3. Berries (Lastarria, esquina Dorsal, a pasos de la Plaza Mulato Gil).
Un ambiente muy acogedor y con cálida música en esta verdadera picada escondida entre departamentos pro, una escuela de diseño de vestuario y miles de cafés. Se ve muy pequeño pero tiene un segundo piso que más que quintuplica su tamaño.
Lo que hay que probar acá son las cervezas artesanales de la casa, servidas en una generosa garza de 600 cc. No son baratas, pero valen lo que cuestan. Para mangare, unas exquisitas empanadas de camarón (un poco chicas).
Su gran punto a favor es que está abierto hasta altas horas de la madrugada, por lo que suele ser la opción para un after relajado.
Y sí, pues. Esta lista puede crecer y depende de ustedes, que en estos momentos leen esto y creen que falta algún rincón digno de mencionar por ahí. Juntos, unidos, hagamos crecer las ansias de Bohemia de nuestra aún joven noche santiaguina.