6 de enero de 2009

Los mejores bares de Santiago Centro



Como este es un blog dedicado, entre otras cosas, a la Bohemia (y principalmente, por razones obvias, a la Bohemia santiaguina), aquí va mi lista personal de los mejores tugurios del sector para ir a tomarse algo rico, picar alguna cosa para no emborracharse tan pronto y quedarse por algún rato arreglando el mundo. Estos son los elegidos:

1. St. Patrick's day (Cumming, vereda poniente entre Huérfanos y Compañía).

Un clásico Bar Irlandés como han proliferado bastante en el último tiempo, pero con algunos plus. Los meseros y meseras, por ejemplo, atienden usando un gorro de Leprechaun. Y lo bueno de estos meseros es que no sólo persiguen monedas, sino que conocen bastante de la amplia gama de cervezas que es posible degustar.

Tienen una carta de cervezas digna de un Bar Irlandés, entre las que destacan la cerveza verde de barril (al parecer exclusividad de la casa) de un sabor amargo exquisito, y también una potente cerveza Ginger inglesa, con toques quizá no tan suaves de jengibre (sólo para tomarse una lata antes de sentir un hálito de dragón descendiendo por la garganta). Para picar, los chiches son la chorrillana de pollo con merquén y las papas fritas a la irlandesa, muy sabrosas.

Si se tiene suerte (como me ocurrió a mi), es posible toparse con alguna mini tocata de música céltica y bailes típicos. Al gratín (sólo consumo).

2. Bar del Hotel Don Rodrigo (José Miguel de la Barra con Merced, al frente del Cerro Santa Lucía).

Este bar fue impulsado hace algún tiempo por el libro Santiago Bizarro de Sergio Paz, que mostraba lo más ondero de nuestra aburrida ciudad. La primicia de Don Rodrigo es ser el último (según señala el libro) Piano-Bar de Santiago. Efectivamente, su mayor atracción es un piano que suena bastante bien en un lugar muy reducido y siempre lleno de gente.

Para beber lo más recomendable son las micheladas, preparadas según receta tradicional. Para los más bohemios, progresistas, liberales y criollos, también tienen botellas de un rico Pinot Noir para acompañar con trozos de Camembert y salamín. Para picar lo de costumbre, pero a destacar unas Machas a la Parmesana ricas y muy baratas, aunque algo escasas.

Lo único malo de este lugar son los meseros. Andan histéricos, atienden como si uno estuviera molestando y te ven cara de borracho jugoso después de la segunda cerveza que les pides (a un amigo le pasó).

3. Berries (Lastarria, esquina Dorsal, a pasos de la Plaza Mulato Gil).

Un ambiente muy acogedor y con cálida música en esta verdadera picada escondida entre departamentos pro, una escuela de diseño de vestuario y miles de cafés. Se ve muy pequeño pero tiene un segundo piso que más que quintuplica su tamaño.

Lo que hay que probar acá son las cervezas artesanales de la casa, servidas en una generosa garza de 600 cc. No son baratas, pero valen lo que cuestan. Para mangare, unas exquisitas empanadas de camarón (un poco chicas).

Su gran punto a favor es que está abierto hasta altas horas de la madrugada, por lo que suele ser la opción para un after relajado.

Y sí, pues. Esta lista puede crecer y depende de ustedes, que en estos momentos leen esto y creen que falta algún rincón digno de mencionar por ahí. Juntos, unidos, hagamos crecer las ansias de Bohemia de nuestra aún joven noche santiaguina.

Tony Manero al Oscar

Buenas noticias para la aún incipiente industria del cine chileno. El destacado "The Envelope" de Los Angeles Times menciona a la cinta de Pablo Larraín nada menos que como una de las 22 películas con mayores chances de obtener el Oscar a la Mejor Película Extranjera. De más está decir que la opinión de este suplemento pesa, y bastante, a la hora del lobby correspondiente de los postulantes.

Tal vez ha llegado por fin la hora del Oscar, aquél que se le escurrió de las manos a Miguel Littín en los '80, el que más cerca ha estado de recibir el Premio de la Academia. Habrá que ver si Tony Manero está en condiciones frente a cinematografías tan amadas por la Academia como Suecia, Holanda o Alemania.

Para ser honesto, y no subirme al carro de la victoria, debo decir (como ya dije en otros foros) que Tony Manero me pareció interesante, pero en ningún caso una gran película, y quizá algo sobrevalorada por la crítica. Pero como bien se sabe, el Oscar no se caracteriza por premiar a las mejores obras en competencia. No puede considerarse el desideratum de una cinta. Pero que bien le haría a la industria cinematográfica chilena.

Porque en el fondo, el Premio de la Academia no es otra cosa que la máxima publicidad que puede tener una película en todo el mundo.

Bien por Pablo Larraín, y se esperará con más ansias que de costumbre la nominación.

5 de enero de 2009

SYNCO: realidades que impactan y ficciones que explican la realidad



"Las calles vacías, las columnas de humo negro elevándose como incienso hacia las alturas.
Chile como un cementerio.
O como un país construido sobre un cementerio, intentando el olvido como método de supervivencia"

(SYNCO, Jorge Baradit)

Al terminar de leer la novela SYNCO la imaginación sigue funcionando como una máquina, sumergiéndose en abismos más profundos y al mismo tiempo tratando de escapar de ese apocalípsis que ofrece distintas opciones. Si el pasado y el futuro están constituidos como realidades paralelas, ¿qué es lo más terrible que nos podría tocar vivir? ¿Cual elefante es el peor? Y lo más importante, ¿quién decide la realidad que nos toca o nos tocará vivir?

La ficción explica mejor que nada esa extraña realidad que a veces en nada se distingue del mejor de los sueños o la peor de las pesadillas. Si la novela hubiese sido publicada antes de Zeitgeist o El Código Da Vinci, su valor metaliterario sería infinitamente superior.

Difícilmente puedo pensar en términos no cinematográficos. Que gran película sería SYNCO, pienso, en manos de Richard Linklater, al estilo de A SCANNER DARKLY. O bien, con otro estilo, más masivo, en manos de Danny Boyle. Quizá un poco más allá, con manga ancha, en manos de Ridley Scott.

The Clinic seleccionó a SYNCO como uno de los mejores libros del año. No he leído tanto últimamente como para dar tan categórica opinión. Pero vale la pena.